viernes, 18 de enero de 2008

El mono gamberro e ingenioso


Estaba yo un sabado paseando por el zoo. Había ido a ver a mis queridos animales, ya sabéis que a mi los animales me fascinan. Había visto un montón de fantásticos animales y todos tenían comportamientos distintos y peculiares, pero el que más me sorprendió fué un travieso mono araña. Será mejor que empecemos desde el principio.

Iba yo hacia la jaula de los tigres de bengala, cuando de pronto me cayó una bellota encima de la cabeza. Me di la vuelta y vi a un pequeño mono araña que me estaba mirando desde un árbol en la instalación de los monos araña.
-!Eso no ha tenido gracia! Le chillé al mono.
Entonces el mono se puso a dar saltitos encima de la rama del arbol y a chillar como diciendo:"!Ja, ja! !Inocente!" Entonces me arrojó una ramita.
-¿Quieres guerra, eh? Le dije al mono, y entonces me puse a lanzarle bellotas. Le lanzé como 5.
Pero el muy mono las paró todas con la mano y empezó a hacer malabares con ellas, como cachondeándose.
-Estás de guasa, ¿eh? Le dije al mono, y le lancé un saco de cuero vacío. Era lo primero que pillé.
Entonces el mono se puso a recolectar hojas frescas y meterlas en el saco.
-!Que listo! Pero seguro que a esto no le encuentras utilidad tan facilmente. Le dije arrojándole un periódico. El mono se quedó mirando el periódico, sin saber que hacer con él. Entones otro mono araña se subió a la rama y le dió una colleja a nuestro mono por detrás. El mono, emfadado, le golpeó con el periódico. Ya le había encontrado una utilidad. Después el mon me lanzó un largo bastón. Luego yo me puse a hacer bilguerias con el bastón, en una danza de gimnásia rítmica. El mono aplaudió, y me lanzó dos piedrecitas bien redondas, para ver qué podía hacer con ellas. Me puse a hacer malabares con las dos piedras, solo sabía hacer malabares con dos objetos, con mas no. Sin darnos cuenta, el mono y yo nos pusimos a jugar al juego de buscarles utilidad a las cosas, y encima nos lo pasamos bien. Al final atardeció.
-Me lo he pasado muy bien jugando contigo, monito. Le dije al mono. El mono me respondió con sus "ink, ink", el ruido que hacen los monos. Decía: "yo también. Hasta la próxima."
-Adiós monito. Me despedí. Se havía hecho muy tarde por lo que me fuí inmediatamente a mi casa, no fuera que mis familiares se preocuparan.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nunca para uno de aprender de la naturaleza, eh. Aunque yo no sé...tú crees que puede estar buena la sopa de mono?