lunes, 5 de octubre de 2009

Ganesha, el elefante sagrado


En la mitología hindú, hay una leyenda profunda y dramática que aún hoy se respira en sus vientos; y esa leyenda dice así:

Hace mucho tiempo había una diosa llamada Parvati que era la esposa del dios Shiva, la cual dió a luz a Skanda, su primer hijo. Fue tal la alegria de la diosa de tener a un hijo que de sus senos empezó a manar leche sagrada. Mezclando la leche con la pasta de sándalo con la que se untaba el cuerpo, Parvati modeló a su segundo hijo, el llamado Ganesha. Cuando Ganesha creció, su madre le confió la protección del palacio. Sin embargo, el engreído guardián no dejaba ni que su hermano mayor, Skanda, entrara en la morada de su propia esposa. Preso de una cólera terrible, Skanda le cortó la cabeza a su hermano. Desesperada, Parvati amenazó con destruir todo el universo. Para calmar la ira de su esposa, Shiva le prometió que cortaría la cabeza de la primera criatura que pasara y la pondría sobre los hombros del divino hijo. Y la primera y pobre criatura que pasó por delante de palacio fue un elefante. Shiva le cortó la cabeza a la desdichada bestia y la colocó en el cuerpo de Ganesha, el cual recobró la vida. Así es como acabó el muchacho, con una cabeza de elefante sobre un cuerpo de niño.

Ganesha fue muy testarudo al intentar desafiar a su hermano, que tenía todas las de ganar. Aunque esta tragédia hindú nos enseña que no hemos de provocar a los que tienen más posibilidades de salir ganando, pues si no podríamos acabar realmente mal.

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